Miles de buques van y vienen por donde algunos desaparecen. Pero cuando uno reflexiona sobre los peligros a los que están expuestos no queda sino maravillarse de cómo es posible escapar.
Miles de buques van y vienen por donde algunos desaparecen. Pero cuando uno reflexiona sobre los peligros a los que están expuestos no queda sino maravillarse de cómo es posible escapar. Desde el momento en que una embarcación abandona las abrigadas aguas de un puerto y comienza su viaje se enfrenta al peligro en multitud de formas y cualquier marino, por muy valiente y duro que sea, nunca podrá olvidarse de que su vida pende de un hilo. Hay temporales, huracanas, nieblas, colisiones, incendios, acantilados y poderosas corrientes y, por lo tanto, se puede considerar casi un milagro que no se incorporen muchos buques más a la lista de los que han desaparecido.
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