El nuevo libro interesa porque la guerra de Melilla, de la que oímos hablar a los abuelos, fue el incidente más grave de los que enfrentaron a España y Marruecos en el último cuarto del siglo XIX. Aunque el conflicto era limitado en el tiempo y el espacio, resalta su interés, entre otros mayores, por asistir al importante estreno y consecuencias de la enorme superioridad resalta por asistir, entre tantas cosas,
Agustín Rodríguez González es doctor en Historia y Profesor de Universidad. Desde su tesis doctoral Política Naval de la Restauración, ha investigado ese período en sus aspectos navales, militares, diplomáticos y coloniales con temas como “El impacto de las crisis coloniales en las relaciones hispano-portuguesas (1890 -1898)” y también “Operaciones de la guerra de 1898: Una revisión crítica”, entre otros trabajos históricos. El nuevo libro interesa porque la guerra de Melilla, de la que oímos hablar a los abuelos, fue el incidente más grave de los que enfrentaron a España y Marruecos en el último cuarto del siglo XIX. Aunque el conflicto era limitado en el tiempo y el espacio, resalta su interés, entre otros mayores, por asistir al importante estreno y consecuencias de la enorme superioridad resalta por asistir, entre tantas cosas, a la presentación del excelente fusil Mauser, que allí se estrena, y la del joven oficial Miguel Primo de Rivera, que allí estrenó su heroísmo, obteniendo la cruz de San Fernando. La obra muestra que en aquella contienda, casi olvidada, y pese a la política militar de la Restauración, inadecuada y poco previsora, los soldados españoles mostraron superior nivel a los de otros ejércitos europeos. Pero, como bien dice el autor, los errores políticos y diplomáticos del Gobierno: “hicieron que la crisis se cerrara en falso”, con gran coste de prestigio exterior e interior. Las Armas y la Sociedad españolas, vivieron, como un presagio, la pendiente inicial de lo que pronto sería: “el Desastre del 98”. Empieza el profesor diciéndonos que el reedificar Melilla en sus ruinas fenicias, con la flotilla destinada a América, despertó las iras de Colón; que tanto la logística como la táctica, fueron inadecuadas –salvo en lo naval– y el artillado o anticuado o inútil; que los moros tenían gran talento para la emboscada,