Los primeros carros foráneos que llegaron a España en la Guerra Civil fueron los italianos. Éstos eran del modelo fabricado por la casa Fiat–Ansaldo, denominado carro veloce CV 33/35, muy ligeros, armados con dos ametralladoras y tripulados por dos hombres. Los Fiat eran bastante modernos y eficaces en 1936, en relación al parque acorazado y las doctrinas de empleo del momento, teniendo a su favor una buena movilidad y una silueta reducidísima.
Descripción
Los primeros carros foráneos que llegaron a España en la Guerra Civil fueron los italianos. Éstos eran del modelo fabricado por la casa Fiat–Ansaldo, denominado carro veloce CV 33/35, muy ligeros, armados con dos ametralladoras y tripulados por dos hombres. Los Fiat eran bastante modernos y eficaces en 1936, en relación al parque acorazado y las doctrinas de empleo del momento, teniendo a su favor una buena movilidad y una silueta reducidísima.
El modelo inicial apareció en 1933 y tenía la superestructura soldada. Tres años más tarde se entregaron los primeros CV. 35, que sustituían la soldadura de sus antecesores por los remaches.
Italia produjo cerca de 2.700 ejemplares, exportándose unos 1.200 a Afganistán, Austria, Bolivia, Brasil, Bulgaria, China, Iraq, Nicaragua y Hungría, empleándose también por Abisinia, Alemania, Croacia, Grecia y Yugoslavia. En España se le conoció con los apodos de «lata de sardinas» y «Topolino».
El carro era realmente pobre, tanto en protección como en potencia de fuego. Los usuarios de los ingenios italianos, experimentaron pronto que tanto su armamento como su coraza eran insuficientes para enfrentarse a los blindados soviéticos en la guerra española.