La conquista de Dinamarca y Noruega en 1940 es un interesante caso de estrategia que merece ser estudiado. Los alemanes pusieron el acento en la movilidad, la velocidad y el ritmo: «llegar los primeros con lo máximo posible». Fue así como dirigieron su potencial aéreo y su habilidad táctica superior contra la debilidad de un adversario menos resuelto y con la «voluntad de ganar» quebrada.
Descripción La conquista de Dinamarca y Noruega en 1940 es un interesante caso de estrategia que merece ser estudiado. Los alemanes pusieron el acento en la movilidad, la velocidad y el ritmo: «llegar los primeros con lo máximo posible». Fue así como dirigieron su potencial aéreo y su habilidad táctica superior contra la debilidad de un adversario menos resuelto y con la «voluntad de ganar» quebrada. La Luftwaffe contribuyó a la victoria aportando una fuerza paracaidista que, indudablemente, fue la punta de lanza del ataque alemán, sorprendiendo a propios y extraños. Los paracaidistas alemanes (Fallschirmjäger), soldados de élite, combatieron mejor que el soldado estándar, protagonizando los primeros saltos paracaidistas de la guerra.