Hoy las tropas coronan su labor con la conquista del fuerte de Tobruk. Soldados alemanes e italianos han realizado una tarea sobrehumana en estas luchas. Han vencido fortificaciones de campaña, obras fortificadas y campos de minas con un ímpetu que no cabe superar. A pesar de pérdidas y privaciones, han perseverado en el ánimo que hoy nos anima a todos: el espíritu de la victoria. No importa que caiga el uno o el otro, sino que la victoria de la patria quede asegurada.
"Hoy las tropas coronan su labor con la conquista del fuerte de Tobruk. Soldados alemanes e italianos han realizado una tarea sobrehumana en estas luchas. Han vencido fortificaciones de campaña, obras fortificadas y campos de minas con un ímpetu que no cabe superar. A pesar de pérdidas y privaciones, han perseverado en el ánimo que hoy nos anima a todos: el espíritu de la victoria. No importa que caiga el uno o el otro, sino que la victoria de la patria quede asegurada. […] "Poco después, en las horas ya más frescas de la tarde, me vuelvo a encontrar al lado del mariscal, quien pone a mi disposición su avión especial para que me lleve todo el material de radio, cinematográfico, fotográfico y de Prensa reunido el día de la batalla. Nos hallamos en la encrucijada que domina el puerto. Abajo, en Tobruk, se ven arder muchos coches, bidones de gasolina y aceite. Al lado mismo del sitio donde descansa la tropa hay miles de prisioneros ingleses. […] Y cuando aquella misma tarde, cubierto del polvo del desierto y del lodo de los pedregosos embudos de Tobruk, comparezco ante Adolfo Hitler para darle cuenta de la conquista de aquel fuerte, sentimos toda la misma alegría de oírle decir: "Acabo de nombrar a Rommel mariscal." Un poco más tarde volvemos a presenciar en la pantalla, en la tranquilidad de la residencia del Führer, todos los episodios de la epopeya de Tobruk, y oímos una vez más las orgullosas y enérgicas palabras del nuevo mariscal, que dice: "No importa que caiga el uno o el otro, sino que quede asegurada la victoria de la nación."